La Maleta

Soy profesor de Geografía e Historia y un apasionado de los viajes. Si quieres conocer el mundo, su historia y sus paisajes, debes coger tu maleta, no muy llena para poder traerte cosas y recuerdos, y salir a los caminos, aeropuertos, carreteras y lo que sea. Cualquier cosa menos quedarse en casa.
Con mi labor quiero transmitir mi pasión: conversando, escribiendo, colaborando en radio y lo que haga falta, porque adoro conocer cosas nuevas. Me enriquece. ¿Te apetece acompañarme? Conocerás lugares, curiosidades y los sitios que bajo mi criterio son imprescindibles y no os podéis perder ¿Hacemos la Maleta?

lunes, 5 de septiembre de 2016

GROENLANDIA - Inlandis, la tierra verde... Y blanca - (Dinamarca)

Haciendo click aquí, podéis escuchar la primera parte del podcast de La Maleta dedicado a Groenlandia y haciendo click aquí, la segunda parte, en la sección de la Maleta del programa de www.CVRadio.es Valencia 94.5 fm Las tardes con Marina.


En esta primera semana de septiembre en la que el calor aún aprieta (y mucho) en Valencia, La Maleta les propone un viaje distinto, singular, a un lugar poco habitual que se caracteriza principalmente por ser “fresquito”. Añoramos la chaquetita, el fresco y esas cosas que tanto echamos de menos cuando rondamos los 40 grados de temperatura. Aunque quizás nos pasemos un poco de vueltas y nos quedemos un poco congelados…

Esta semana, La Maleta les propone ir a Groenlandia.

Ubicada al noreste del continente americano, es una gran isla entre el Océano Atlántico y el Glacial Ártico, la segunda más grande del mundo después de Australia. El 84% de su superficie, está cubierta de hielo y las principales poblaciones están ubicadas en el Sur. Evidentemente el invierno es muy duro aquí. Los hielos se extienden y lo cubren todo. La temperatura media es de 0 grados (ni frío ni calor) aunque han aumentado por los efectos del cambio climático de forma preocupante en los últimos años, donde estaban en torno a los 6 grados negativos. El aumento es significativo y los efectos que se producen son muy perniciosos, pero como decía Michael Ende en La Historia Interminable: “esa es otra historia que debe ser contada en otra ocasión”.

Pero en verano las condiciones climáticas son mejores y pueden rondar los 20 grados entre junio y septiembre. Lo que da pie a que podamos hacer muchas cosas que es lo que les queremos proponer hoy.

La capital de Groenlandia es Nuuk y aunque pertenece nominalmente a Dinamarca desde mitad del siglo XX, goza de una amplia independencia al estilo de los acuerdos de los británicos con los países de la Commonwealth. La población ronda los 17.000 habitantes en la capital y unos 57.000 en toda Groenlandia.


Nuuk, la capital de Groenlandia

¿Por qué viajar a Groenlandia?

Hay muchas razones para iniciar este viaje llamémosle “diferente”. No es un viaje cultural, ni un viaje al que ir a ver monumentos. Es un viaje para admirar los paisajes y perderte por la naturaleza salvaje, agreste. La soledad, los silencios, la inmensidad del cielo y del mar, los hielos, los glaciares, los fiordos… Todo nos hace sentir insignificantes ante la fuerza de la madre Naturaleza y eso… ¡Es belleza en estado puro!

  • Las auroras boreales, un fenómeno especial, increíble, mágico, místico… Se me acaban los adjetivos calificativos ante la belleza de la luz verdosa en el cielo. La mejor de las épocas para verlas es a partir de la tercera mitad de agosto (o sea, ahora)
  • The Big Walls, unas paredes rocosas de más de 1500 metros de altura en la zona de Tasermuit, desde donde se pueden contemplar desde una privilegiada atalaya los glaciares y los fiordos en su amino hacia el mar.
  • Navegar en kayak entre icebergs, caminar por los inmensos glaciares, hacer deporte en plena naturaleza por paisajes de ensueño, hacer senderismo por cualquier lugar no les dejará indiferentes. ¿Hay un aliciente mayor que fusionar deporte y naturaleza, pero no cualquier naturaleza, sino uno de los lugares del mundo menos afectados por los desmanes de la raza humana contra el medio ambiente? 
  • Cultura y pasado vikingo están presentes aquí desde que Erik el Rojo, en el lejano siglo X llegara por primera vez a estas tierras a las que bautizó con el nombre de Groenlandia, que significa la tierra verde (seguramente vendría en verano o tal vez quería hacer propaganda de las bondades de la nueva tierra descubierta para atraer colonos, porque si no, haber cómo se explica que no le llamara la tierra blanca)
Niño Inuit.
  • Las aguas termales que podemos disfrutar en verano en la isla de Unartoq son un gran atractivo. Poder darte un baño calentito rodeado de icebergs y glaciares es un auténtico privilegio, una de esas cosas que hay que hacer al menos, una vez en la vida.
  • La cultura propia llamada Inuit, con casas pintorescas de vivos colores y madera, de poca altura, que caracteriza el aspecto de sus pequeñas y escasas ciudades.
  • Poder desplazarse en crampones (las famosas raquetas de nieve) y trineos tirados por perros. Solamente hay una carretera que conecta entre dos de sus ciudades. El resto de los desplazamientos si exceptuamos el avión (el medio de transporte más utilizado, se hacen con estos medios o también con vehículos a motor como la moto de nieve o el oruga. Otro mundo está a unas horas de viaje en avión. Un mundo donde la aventura aún es posible.


Y en un viaje organizado, el precio no es elevado. Puede oscilar entre los 1500 y los 2500 euros dependiendo de la cantidad de días, pero partiendo de un mínimo de ocho días. Hay unas cuantas empresas que ofrecen los viajes, los guías y los itinerarios que pueden ustedes encontrar en internet con un solo click.

Un poco de música e imágenes de Groenlandia...




LOS IMPRESCINDIBLES DE LA MALETA


NÚMERO UNO

Hacer una excursión en kayak es imprescindible en esta tierra y hay excursiones muy interesantes por el fiordo de Narsaq o Eriksford. Es necesaria una preparación física media alta y podemos optar entre la navegación por aguas tranquilas y si somos más osados, y seguimos al guía, podemos incluso hacerlo entre hielos en el mar abierto, pero mucho cuidado... Si caes al agua solo tienes unos pocos minutos para volver a seco antes de la hipotermia. Se recomienda no ir solo en estas aventuras y no ser valiente ni descerebrado. Haced caso a los que saben y conocen el lugar.



NÚMERO DOS

Observar ballenas es otro de los alicientes. Hay una zona donde acuden a comer en verano una gran colonia de ballenas jorobadas  o de cabeza de arco, las llamadas ballenas de Minke, en la zona de Qeqetarsuaq. Se puede hacer una ruta en barco pesquero que está disponible para estas ocasiones, entre icebergs y entrando en los fiordos y con un poco de suerte podrás ver las disputas de las jorobadas o el ritual de apareamiento, con sus colas azotando el agua y algún que otro salto que jamás podrás olvidar. 

NÚMERO TRES

Observar el lugar donde desemboca un glaciar y se funde con el mar es una visión tan espectacular como irrepetible. De nuevo la naturaleza te sorprende con su magnitud. Los hielos llegan al mar y en una espectacular caída se funden creando un paisaje apocalíptico, cambiante, donde inmensas islas de hielo móvil se desplazan en pocas horas, chocan, se montan y parecen vivas. Una visión que se puede observar en el Iceford de Ilullisat, lugar donde 20 mil millones de toneladas de hielo se abocan al Océano todos los años. Absolutamente imprescindible.


Iceford de Ilullisat

NÚMERO CUATRO

El fenómeno de las auroras boreales es visible como ya hemos dicho a partir de las últimas semanas de agosto, cuando la noche polar comienza a recortarle horas de luz al día. Los reflejos verdes, la observación tranquila, el misticismo y la magia que se respiran harán volar tu imaginación y enriquecerán tu alma para siempre. Es absolutamente maravilloso y es posible en Groenlandia.

NÚMERO CINCO

Por último, un pelín de cultura, de vida cotidiana. Inmiscuirse con los habitantes y observar sus duras condiciones de vida, ahora y hace años, es imprescindible para conocer los lugares que visitamos. Podemos visitar Igaliku y Hualo, y apreciar la cultura y construcciones de origen vikingo, con sus granjas, iglesias, poblados ceremoniales donde tan solo viven unas 30 personas y la nieve lo cubre todo durante mas de cinco meses al año. O el arquitectónicamente vanguardista Museo Nacional de Nuuk, donde observar las expresiones artísticas locales, restos arqueológicos de épocas pretéritas ya mencionadas, el vestuario tradicional de la cultura Inuit y la joya del museo, 8 espeluznantes momias de mujeres y niños de Qilakitsop que se encontraron bajo el hielo en perfecto estado de conservación y que nos permiten conocer como vivían allí en 1475.


Museo Nacional de Nuuk

En definitiva, un viaje diferente, para ir en verano y refrescarse, para vivir el deporte, la aventura y fundirse con una naturaleza salvaje, profunda, desértica, fría, pero alucinante y bella por simple. La hermosura no suele necesitar de grandes detalles en estos parajes. En Inlandis, lo podrán comprobar.



Hasta la próxima.

No dejen de soñar.




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